En la última década, diversos estudios han analizado los efectos de la meditación sobre nuestro cerebro, a nivel cardíaco, en el sistema inmune, en el manejo del dolor y del insomnio. Éstos son algunos de los beneficios más relevantes que han arrojado las investigaciones acerca de meditar.
1. Meditar es mejor que una siesta
Bruce O’Hara, biólogo de la Universidad de Kentucky, sometió a una serie de voluntarios a pruebas de agilidad mental antes y después de dormir, meditar, leer y conversar. Sólo los que habían meditado mejoraron su puntuación (un 10%), mientras que los que echaron una siestecita obtuvieron los peores resultados.
2. La meditación es un gran analgésico
Meditar tiene un potente efecto analgésico, incluso para los más novatos. Según un estudio publicado en la revista Pain y financiado por la National Science Fundation estadounidense, basta meditar tres días consecutivos durante 20 minutos para notar un importante alivio de la sensación de dolor durante las 24 horas del día.
3. Meditar reduce el insomnio
Si pasas la mitad de la noche contando ovejas y te despiertascon más fatiga que cuando te fuiste a dormir, la meditación puede ayudarte. Según un estudio presentado durante la conferencia anual Sleep, la calidad y cantidad de horas de sueño mejoran tras dos meses practicando meditación. Y el 75% de los pacientes pueden dejar los somníferos tras una práctica regular de la meditación.
4. Medita para tener un corazón sano
Las personas con problemas de estrechamiento de las arterias coronarias que practican meditación reducen en un 50% la mortalidad y el riesgo de sufrir paro cardíaco o infarto cerebral, según un estudio reciente del Colegio Médico de Wisconsin (EE.UU.). Además, meditando la presión sanguínea disminuye y se previene la hipertensión.
5. Meditar en la empresa
Cada vez son más las empresas que ofrecen a sus empleados facilidades para aprender meditación y para meditar dentro del horario laboral. Aseguran que de este modo los colaboradores no sólo se concentran más, sino que la práctica mejora la productividad, previene el estrés y las enfermedades asociadas, y reduce el absentismo.
Éstas son sólo algunas de las razones por las que se justifica integrar la meditación como una práctica habitual a tu vida. ¿Y tú cuándo aprendes a meditar?
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